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miércoles, 24 de septiembre de 2014

Las salidas

En verano, quizá es lo que hasta ahora ha resultado más complicado. Cuando yo estaba soltero siempre llegaba con anticipación de 10 o 15 minutos a cualquier cita, fuera ésta formal o informal. Al casarme empezamos a llegar a tiempo: justo a tiempo. Desde que nació mi hijo empezamos a llegar tarde y ahora con las trillizas no solamente llegamos tarde, sino que la preparación para salir es toda una actividad familiar.

Hay que calcular cuánto tiempo vamos a estar por fuera y con ese dato -que por lo general es impreciso y no cumple con las expectativas- organizar la pañalera y la teterada. Hay que empacar un juego de ropa por cada niña, los trapitos o baberos para darles el tetero, dos pañales por niña, un saquito para cada una, la cobija de cada una (y gorrito o pava, dependiendo de la temperatura), la crema para las nalguitas, los pañitos húmedos para limpiar, bolsas plásticas para los desechos y el número de teteros que determine el cálculo de la ausencia… ya sabemos que son tres teteros cada tres horas.

Debemos decidir si vamos a usar los coches, el coche doble y el sencillo o solamente el coche doble y el cargador de bebé para chilinguiarse a la menos juiciosa. Al respecto, se recomienda que uno tenga un coche doble y uno sencillo, pues los coches triples aparte de escasos y extremadamente costosos, no son fáciles de manejar porque ocupan mucho espacio sin importar si están dispuestos en tándem o en fila.

Si ya todo el mundo se bañó, antes de salir hay que alimentarlas, darles los teteritos para evitar tener que llevar un trío más de botellas y para que no lloren en "medio paseo" y tratar de alargar al máximo la próxima sentada de biberones. Como ya saben, lavar y preparar los biberones toma tiempo y cierta ciencia. Luego hay que sacarles los gases y verificar el estado de los pañales, que por lo general, hay que cambiarlos antes de salir.

Las damas tienen que peinarse, maquillarse y vestirse, mi hijo tiene que vestirse, pero poco le interesa y se dedica a jugar; mientras tanto yo saco al perro y si es necesario, recojo la mesa o los platos, boto la basura y verifico que la pañalera y la neverita de los teteros estén listas. Si la salida consiste en llevar algo, me aseguro de que eso esté junto a la pañalera y los teteros, pues en tanto trajín ya hemos olvidado algunas veces "el recibo", los cupones, o el celular o lo que sea que motive la salida.

Cuando las damas están casi listas, pregunto dos o tres veces si puedo empezar a montar a las niñas al carro. Tras respuesta positiva procedo a llevar una por una al carro y ponerlas en sus sillas especiales, amarrarlas con esos cinturones cuyos broches no aman a los dedos humanos y hacer fuerza para que no se queden llorando tristes. Cuando entro a la casa anuncio que ya puse a Fulana en el carro para que el resto de la familia se entere dónde está… y por ahí derecho presionar la salida y que se acelere la peinada y maquillada. A mi hijo lo dejo con las niñas en el carro cuidándolas y es por eso que nunca... NUNCA dejo las llaves en el vehículo mientras no estoy en él.

En el parque Spring Garden, después
de un partido de sóftbol
Ya todos estamos en el carro, los siete: trillizas, niño, abuelita, mamá y yo (a veces coco y por un tiempo la otra abuelita); y nos vamos.

En la calle es muy particular cómo la gente cuenta: uno, dos… tres, ¡tres! tres bebés, ¡ey miren... tres bebés! ¡Tres bebés!

La primera vez un señor, luego de contar y verificar, y de preguntar quiénes éramos los papás, se me arrimó y me dijo: "¿cuál es su nombre señor?", "José", le respondí sonriendo. "José voy a rezar por usted… seguro voy a rezar por usted". Otros me han dado el pésame y varias veces me han dicho que soy "muy demalas" porque "perdí el baño".

Cuando hay un evento cultural, nos convertimos en otro "kiosco" en el que la gente se detiene para admirar la proeza de tener trillizas y nos felicitan, unos se asombran y otros se horrorizan, y por lo general nos hacen estas preguntas:
¿Son niños o niñas?
¿Qué edad tienen?
¿Quiénes son los papás?
¿Cómo se llaman (las niñas)?
¿Es la primera vez que tienen hijos?
¿Y van a tener más hijos?
¿Fue concepción natural o invitro?
¿Fue parto natural o cesárea?
¿En cuál hospital nacieron?
¿Cómo las diferencian?
¿Tienen quién les ayude?
¿Y el hermanito las quiere?
¿Y ya duermen toda la noche?
¿Ustedes sí duermen lo suficiente?
¿Las alimentan de pecho o con fórmula?
Y como si fueran amigos de toda la vida, sin falta, nos empiezan a contar que la tía de una prima que no es su mamá es gemela, y que la cuñada del marido que no es su hermana conoce una señora del barrio que también tuvo trillizos. En casi todas las ocasiones nos hemos encontrado con gente que afirma ser mellizo o trillizo o que ha parido múltiples también. Alguno de nosotros dice: "el papá también es gemelo", y continúan los comentarios y con una certeza científica responden: "con razón"… pero todos sabemos que los bebés múltiples no son "responsabilidad" del padre (porque todos sabemos, ¿o no?).

Hay gente que con mucha generosidad se nos ha ofrecido a ayudarnos en la casa y cuando nos ven aparecer con los dos coches o las tres sillas del carro, nos abren las puertas y proponen ayudar con el ingreso de las niñas. En el consultorio pediátrico somos la sensación, la enfermera y la recepcionista son felices cuando llegamos y felices cuando mi esposa pide la próxima cita.

Y si les contara cómo fue el día del bautizo…

Vamos a ver cómo nos desenvolvemos en invierno, cuando haya que ponerse abrigos y tener mucho cuidado con el hielo, porque aquí sí hace frío.

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